jueves, 10 de mayo de 2018

Circular por el Banderillas. De Bonales a Campo del Espino. 1ª Parte

Este mes de mayo una decena de amigos amantes de a naturaleza y sobre todo apasionados del caminar en armonía con el entorno que nos rodea hemos realizado una fantástica ruta circular que ha tenido  como referente el imponente pico del Banderillas. Un total de 50 kilómetros y más de 2000 metros de desnivel acumulado en dos días, por senderos que nos han descubierto una infinidad de rincones admirables que alberga esta parte del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. 


Esta primera parte de la ruta, dividida en dos días, la iniciamos en la Casa Forestal de Los Bonales donde una barrera impide el paso a vehículos y nosotros comenzamos nuestra andadura.


Una foto para inmortalizar el comienzo de la ruta con un equipo inmejorable conformado por nuestro admirado y querido Presidente Kiki, como referente en edad y sabiduría, y con una inmejorable incorporación del pequeño Ignacio, que con 15 años ha demostrado una más que aceptable devoción por el entorno natural. Además Emilio Flor todo corazón y constancia y el resto del grupo dejaba bastante que desear (Antonio Flor, Emilio, Manu, Jesús, Carlos, Pancho y el que suscribe).


El Aguasmulas no acompañará junto a este primer y corto tramo de pista que tomaremos. Este río es uno de los principales afluentes del Guadalquivir dentro del parque, junto al Borosa. Fresnos, chopos, quejigos, madroños, cornicabras, trepadoras y un sin fin de plantas constituyen un entorno de bosque galería típico de estas sierras.


La Piedra del Mulón nos aparece a nuestra derecha y será un buen referente de este primer día, poco a poco iremos viendolo cada vez más lejos y más abajo nuestra.


Al poco de comenzar llegaremos al Arroyo del Hombre, antes de atravesarlo tomaremos un carril que nos sale a la izquierda y ya en constante subida.


Pasaremos por el Calarejo de Los Villares y pronto la senda nos descubre un singular cortijo el del Tío Ratón, conformado por unas cuevas donde parece inverosímil que pudiese vivir nadie. Como todas las cortijadas que veremos situadas en lugares de extraordinaria belleza y con unas vistas inmejorables del entorno. Además todos estos cortijos se comunicaban por una intrincada y bien conformada red de senderos y caminos que se encargaban de mantener en buen estado.




A partir de ahí seguiremos en busca de la Cerrada y Cuevas de las Grajas, la senda se inclina cada vez más y hay que detenerse de vez en cuando para retomar el resuello y contemplar las vistas.


A la entrada de la Cerrada de Las Grajas hay que detenerse un buen rato a contemplar la extraordinaria belleza del "encajonamiento" del río con el mismo nombre. Saltos de agua y Cuevas elaboradas por miles de años de discurrir del agua por este cañón.






A la derecha y con una fuerte inclinación se encuentra la salida brusca de este lugar, debemos de remontar una "trocha" que nos cortará la respiración, pero finalmente saldremos al sendero que nos comunicará con la zona de Huertos Nuevos. Para ello deberemos de seguir el arroyo La Granja y cruzarlo alguna que otra vez. En este lugar hubo un poco de desconcierto en la tropa que rapidamente fue cortado por Kiki, el cual tuvo que descalzarse en alguna ocasión, aunque no hemos querido sacar dichas fotos por no dañar más su reputación.


Unos contrafuertes para aguantar las laderas nos indicarán que estamos en la zona de Huertos Nuevos, cerca se encuentra e Cortijo de Los Alguaciles y la pista que nos conducirá a nuestro nuevo destino que es el poblado de Las Canalejas.


Al fondo vemos la mole del Banderillas el cual nos espera para el día siguiente.


Las Canalejas es uno de esos pequeños poblados derruidos como consecuencia de una nefasta política de despoblar estas sierras de las buenas gentes que vivían y conservaban perfectamente el entorno. Consecuencia de ello vemos ruinas tras ruinas, y es que las casas eran derruidas para evitar que fuesen ocupadas, una pena.


La fuente lavadero acompañada de un enorme nogal es una estampa preciosa donde refrescarse y llenar las cantimploras.


Seguiremos el carril hasta llegar a un mirador sobre el poblado de Los Centenares, el cual tiene algunas casas en pie resistiendo el paso del tiempo y la mano despiadada de la Administración. El nombre es por el cultivo del centeno que era el único cereal que resistía el clima de estas elevadas y frías tierras. En sus cercanías observaremos la presencia de cuatro eras que servían para aventar el grano y separarlo de la paja. El poblado encajado en el Barranco del Lobo nos dejará extasiados y aprovechamos tanto gozo para bajar y degustar algo de la vianda que llevamos.


Seguiremos un pequeño tramo de pista y nuestra próxima referencia será la Hoya de la Albardía.


Antes la senda nos conducirá por el Collado del Fraíle con su característica piedra y el Collado de las Hoyas


Un cruce de caminos que nos indica que nuestra primera etapa está a unos 5 kilómetros en el refugio del Campo del Espino, en los Campos de Hernán Perea o "Pelea", como queramos llamarlo.


Una última mirada a la Hoya de la Albardía y su cortijo antes de afrontar una de las últimas subidas del día que nos conducirá a la Hoya del Ortigal.



Unos metros más y aparecerá ante nuestros ojos la debastadora imagen de los Campos de Hernán Perea, con gran cantidad de neveros que son la señal más evidente de este alargado invierno de 2018.



Y por fin el refugio, un lugar que acojerá uno de los momentos más bonitos del día, y es cuando compartimos comida, bebida, risas y comentarios entre 10 amigos que conformamos esta "tropa" entregada a estas bellas tierras y sobre todo a las jornadas de convivencia que nos hacen crecer como personas entre personas. Un par de horas de luz que dan paso a una noche donde el cuarteto conformado por los dos Emilios, Antonio Flor y Kiki dieron un fenomenal y estridente concierto de ronquidos que nada tienen que envidiar a cualquier osera que se precie.


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