Extremadura en general y Cáceres en particular es un lugar que siempre nos depara sorpresas agradables a nosotros que somos aficionados al turismo de naturaleza, pero también aparecen muchas otras cosas que ver que aderezan los viajes continuos que realizamos por esas tierras. En esta ocasión Plasencia nos tenía deparada una más que justificada visita a su casco histórico.
Y es que nos quedamos fascinados con la riqueza arquitectónica e histórica que presenta el casco antiguo de esta bonita ciudad cacereña. Después de una intensa jornada por Monfragüe, a tan solo 20 kilómetros de Plasencia, nos decidimos a dar un paseo nocturno y aprovechar la bajada de temperaturas.
Lo mejor es dejarse llevar por la intuición, sin guía ni nada, tomar una y otra calle y disfrutar de tantísimo monumento, de su iluminación, de la tranquilidad y sosiego que se respira. En definitiva un más que aprovechable y gratificante rato que viene a finalizar una jornada...
...bueno a finalizar no, porque podemos y debemos terminar en su Plaza Mayor donde existen numerosas terrazas en las que tomar un helado o una copa para comentar las incidencias del día o lo que nos deparará el siguiente por las comarcas que rodean Plasencia, que es un excelente lugar de partida para ver todo lo que existe en sus alrededores.
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