lunes, 14 de mayo de 2018

Subida al Gilillo desde el Parador. Cazorla, Segura y Las Villas

El Gilillo, con sus 1848 metros, es la máxima altura de la Sierra de Cazorla y culminar su cumbre desde el Parador de Turismo es un cómodo paseo que cualquiera puede hacer con un poco de voluntad. Y en su camino podremos ver tanto el interior como las tierras olivareras que rodean estas sierras.


Para llegar al inicio del sendero deberemos pasar el Puerto de Las Palomas, y en la bajada a la altura del cruce del empalme tomaremos dirección al nacimiento del Guadalquivir y un poco más adelante nos sale una carretera que en constante subida nos acerca a dicho Parador de Turismo.


Un carril a mano derecha cerrado por una valla y perfectamente señalizado nos indica que ese es el comienzo de  nuestra ruta. Al comienzo el carril va haciendo continuos zig zag que nos irán haciendo tomar altura en poco tiempo.


Rapidamente tendremos buenas vistas del Valle del Guadaquivir, el Cabañas, Los Poyos de la Mesa y de la Cuerda del Banderillas entre otros.





El carril va desapareciendo hasta convertirse en senda y llegaremos al Puerto del Tejo, donde nos aparece el camino que viene de Cazorla o la Iruela por la Ermita de la Virgen de la Cabeza.


Una vereda nos puede conducir hasta la caseta de vigilancia de El Banderín, en unos 20 minutos, por si queremos andurrear un poco más. Si no deberemos seguir las indicaciones hacia el Gilillo.


Aparece someramente un carril, de nuevo, y a nuestra derecha tendremos una zona kárstica conocida como la "Laguna de Cazorla", donde ver agua solo se puede hacer tras intensas lluvias. Al finalizar dicha zona no debemos de seguir por el carril, sino tomar un desvío a la derecha. Ojo que nos podemos equivocar y seguir el carril hacia delante.



Una intensa subida por entre un pinar nos conduce hacia uno y otro lado de la vertiente donde podremos ver allá abajo el Castillo de Salvatierra, la inmensidad de olivos y la Sierra Mágina al fondo.




Estaremos sobre la Loma de los Castellones, conocida así por la diversidad y abundancia de curiosos roquedos que se pueden asemejar a fortalezas.



Entre los pedregales podemos observar a los delicados narcisos.


Y abajo los cortados del Chorro y la pista forestal que va desde la Iruela hacia el Nacimiento del Guadalquivir, otra forma también de ascender a este emblemático pico.


En estas alturas los dominantes de cielo son los buitres leonados, que nos pasarán por encima y por abajo, y las chovas que son facilmente identificables por su silueta y los acrobáticos vuelos, además de su reclamo característico.



En el camino es frecuente tropezarnos, si vamos en silencio sobre todo, a ciervos, gamos, cabras montesas, jabalíes, zorros...



En el Collado del Gilillo nos encontraremos varios caminos y a nuestra izquierda un antiguo y derruido refugio. A la izquierda bajaríamos a la pista del nacimiento, a la derecha a la pista de la Iruela y de frente está nuestro objetivo.



Para atacar la última subida deberemos de ir por la derecha del cerro e ir "cuarteando" por detrás de lo que vemos ante nosotros. Sin prisas y con cuidado iremos subiendo hasta el monolito que marca la máxima altura. Son unos 500 metros de desnivel que debemos tomar con tranquilidad y paciencia, ya que cuanto más reposado sea nuestro andar más disfrutaremos de las bellas vistas que desde este monte se divisan tanto de dentro como de fuera del parque.



sábado, 12 de mayo de 2018

Campo del Espino-Banderillas-Rio Borosa. 2ª Parte

Segundo día de nuestra ruta desde Bonales hasta río Borosa, partimos con las primeras luces del alba desde el refugio de Campo del Espino, la noche ha sido tortuosa por la "guerra" de ronquidos que han mantenido los Emilios, Kiki y Antonio Flor todo un elenco de sonidos que casi hacen que a las tres de la mañana nos pusiéramos a andar porque era imposible conciliar el sueño. 


Tomamos el camino hacia el refugio de Rambla Seca, por los Campos de Hernán Perea y a menos de un kilómetro nos aparecen las señales indicativas hacia otra pista a la derecha que nos acerca a la cordillera del Banderillas que ya vemos al fondo.



Una vez que bordeamos el Pinar Negro ignoraremos un carril que nos sale a la derecha y seguimos hacia el frente a un mirador natural que será nuestra primera parada para admirar las vistas.


Una espléndida balconada sobre el llamado "Recó del Aguasmulas" con el Castellón de los Toros en primer plano, la Tiná de las Hoyas, la Sierra de las Villas al fondo, el Valle del río Guadalquivir y toda una innumerable serie de montes y cerradas.


Seguiremos ahora subiendo por la pista que nos conducirá casi a los pies del Banderillas, entre alguna que otra fuerte subida iremos poco a poco ganado altura.


A la izquierda se nos muestra el Pinar Negro en toda su expresión, la única zona arbolada de todo los Campos de Hernán Perea y que cada primavera reciben a los rebaños que pasan el verano degustando sus jugosos pastos.



A la hora y algo aproximadamente finaliza la pista y tomaremos un sendero a la izquierda de una gran piedra, llama la atención la cantidad de boj que vemos a pesar de estar a más de 1800 metros de altitud.


Aprovechamos para hacer otra miradita hacia la inmesidad de montes que se divisan bajo la mole del Banderillas.


Llegamos a la cima donde se encuentran la caseta de vigilancia y el refugio del Banderillas, pero si queremos hacer cima debemos de tomar la cuerda que sale hacia la derecha y llegar al hito que corona los 1993 metros de este coloso de la Sierra del Segura.




Dedicamos unos minutos a admirar la grandiosidad de las vistas con el Yelmo de Segura, los Campos de Hernán Perea, la Sierra de las Villas, el Gilillo, el Empanadas, el Cabañas, ....y tantos y tantos lugares emblemáticos no solo de este Parque Natural sino de otros próximos de Albacete y Granada.


A continuación nos disponemos a "surcar" la Cuerda del Banderillas, un lugar pedregoso y dificultoso de andar pero para nada peligroso. Eso si debemos de ir por el vértice y no abandonarlo ya que tomar una senda a un lado u otro nos puede llevar en unos minutos a tener que rectificar unos cuantos metros de desnivel.


Es curioso el mirar a un lado y ver la inmensa altiplanicie de los Campos de Hernán Perea y a la derecha los profundos valles que conforman ese lado del Banderrillas. Dicen que esos bastiones inmensos son los que sostienen a la gran llanura para que no se "despeñe" hacia el Valle del Guadalquivir. Y ciertamente si que lo parece.



Algún paso complicado en el que hay que utilizar a manos, pero nada que no se pueda hacer con un poco de ayuda y voluntad.


Cuando la cuerda va perdiendo pendiente llegaremos a un collado en el que nos aparecen un sendero que nos bajaría hacia el Pinar Negro y otro a la derecha que nos conduce hacia el Tranco de Perro, otro espectacular lugar que es nuestro próximo objetivo.


Una pequeña brecha realizada artificialmente para que el ganado pueda moverse de un lado a otro de la Cuerda de Banderillas es el llamado Tranco del Perro. Lugar por el que extremaremos la precaución ya que se encuentra en un estado de abandono total el sendero y realmente es una pena que la Administración deje que se pierda este.




Tal como terminamos el paso del Tranco del Perro nos aparece ante nuestros ojos el Collado de Roblehondo, que separa las aguas que de su lado derecho van al Aguasmulas y el lado izquierdo hacia el Borosa.


Vemos los farallones que soportan a la mole del Banderillas y parece mentira que entre ellos hayamos pasado hace muy poco. 



Pasaremos al otro lado de la ladera tras cruzar el collado de Roblehondo e iremos bajando por ese sendero que se dirije hacia el cortijo del mismo nombre.


Una próxima parada es la zona del arroyo de los Villares y las cortijadas del mismo nombre, desde su "porche" tenían unas inmejorables vistas de la cabecera del río Borosa.


Un largo sendero entre pinares nos conducirá, después de unas diez horas de marcha, hacia el inicio de la ruta del río Borosa, lugar donde finaliza unas fantásticas jornadas en plena naturaleza y rodeado de buena gente. El final del día,degustando unas frescas cervezas y comida de la zona es otro momento glorioso y en la que se comentan las vicisitudes de la ruta y se discute sobre cual será la siguiente allá por el mes de octubre. Eso ya lo dejamos para nuestro "macho alfa" y presidente Kiki.


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