El Gilillo, con sus 1848 metros, es la máxima altura de la Sierra de Cazorla y culminar su cumbre desde el Parador de Turismo es un cómodo paseo que cualquiera puede hacer con un poco de voluntad. Y en su camino podremos ver tanto el interior como las tierras olivareras que rodean estas sierras.
Para llegar al inicio del sendero deberemos pasar el Puerto de Las Palomas, y en la bajada a la altura del cruce del empalme tomaremos dirección al nacimiento del Guadalquivir y un poco más adelante nos sale una carretera que en constante subida nos acerca a dicho Parador de Turismo.
Un carril a mano derecha cerrado por una valla y perfectamente señalizado nos indica que ese es el comienzo de nuestra ruta. Al comienzo el carril va haciendo continuos zig zag que nos irán haciendo tomar altura en poco tiempo.
Rapidamente tendremos buenas vistas del Valle del Guadaquivir, el Cabañas, Los Poyos de la Mesa y de la Cuerda del Banderillas entre otros.
El carril va desapareciendo hasta convertirse en senda y llegaremos al Puerto del Tejo, donde nos aparece el camino que viene de Cazorla o la Iruela por la Ermita de la Virgen de la Cabeza.
Una vereda nos puede conducir hasta la caseta de vigilancia de El Banderín, en unos 20 minutos, por si queremos andurrear un poco más. Si no deberemos seguir las indicaciones hacia el Gilillo.
Aparece someramente un carril, de nuevo, y a nuestra derecha tendremos una zona kárstica conocida como la "Laguna de Cazorla", donde ver agua solo se puede hacer tras intensas lluvias. Al finalizar dicha zona no debemos de seguir por el carril, sino tomar un desvío a la derecha. Ojo que nos podemos equivocar y seguir el carril hacia delante.
Una intensa subida por entre un pinar nos conduce hacia uno y otro lado de la vertiente donde podremos ver allá abajo el Castillo de Salvatierra, la inmensidad de olivos y la Sierra Mágina al fondo.
Estaremos sobre la Loma de los Castellones, conocida así por la diversidad y abundancia de curiosos roquedos que se pueden asemejar a fortalezas.
Entre los pedregales podemos observar a los delicados narcisos.
Y abajo los cortados del Chorro y la pista forestal que va desde la Iruela hacia el Nacimiento del Guadalquivir, otra forma también de ascender a este emblemático pico.
En estas alturas los dominantes de cielo son los buitres leonados, que nos pasarán por encima y por abajo, y las chovas que son facilmente identificables por su silueta y los acrobáticos vuelos, además de su reclamo característico.
En el camino es frecuente tropezarnos, si vamos en silencio sobre todo, a ciervos, gamos, cabras montesas, jabalíes, zorros...
En el Collado del Gilillo nos encontraremos varios caminos y a nuestra izquierda un antiguo y derruido refugio. A la izquierda bajaríamos a la pista del nacimiento, a la derecha a la pista de la Iruela y de frente está nuestro objetivo.
Para atacar la última subida deberemos de ir por la derecha del cerro e ir "cuarteando" por detrás de lo que vemos ante nosotros. Sin prisas y con cuidado iremos subiendo hasta el monolito que marca la máxima altura. Son unos 500 metros de desnivel que debemos tomar con tranquilidad y paciencia, ya que cuanto más reposado sea nuestro andar más disfrutaremos de las bellas vistas que desde este monte se divisan tanto de dentro como de fuera del parque.