domingo, 29 de abril de 2012

Ibón de Escarpinosa. Valle de Estós. Benasque


El valle de Benasque ofrece innumerables posibilidades de hacer senderismo de montaña, con buenas pendientes con desniveles considerables. Este que nos lleva a los ibones (lagos) de Batisielle y Escarpinosa es uno de esos que te dejan bien satisfechos por dos motivos, por la buena "pechá" de andar que te pegas y por las vistas que se quedan en tu retina.
En la carretera que lleva de Benasque al fondo del valle nos aparece una indicación hacia el valle de Estós, que tomaremos y dejaremos el coche en un pequeño parking, cuidado con ir demasiado tarde que nos quedamos sin plazas gratis, ya que existe otro de pago.


Seguimos las indicaciones y comenzamos con un pequeño desnivel.






El camino es claro y cómodo de seguir.


Va apareciendo las primeras cascadas que bajan de las nieves que todavía en esta epoca del año (julio) quedan por las cumbres.


El color de las aguas de esta pequeña represa es maravilloso.


Nos topamos con una gran torrentera que baja entre enormes piedras y que cruzamos comodamente por un puente de madera dispuesto a acoger una buena foto de la tropa.



Un pequeño descanso y a seguir que no queda poco.


Tomamos las indicaciones hacia el ibon de escarpinosa y es a partir de aquí cuando tenemos la parte más dura.

Entre un hayedo hay una buena cuesta mantenida durante más de un kilómetro que nos dejará un tanto tocados y que la pequeña tropa aguantó a duras penas.


El contemplar bellas flores ayuda a hacer más agradable el camino.



Al finalizar la cuesta nos encontramos con unos prados verdaderamente admirables


Dirección escarpinosa y ánimos que queda poco.


Antes vemos este pequeño ibón que nos regala unas mezclas de colores y sensaciones simplemente escandalosas.



Un poco más de falso llano.


La última cascada que baja de Escarpinosa y que merece la pena contemplar. Un último esfuerzo y habremos llegado.


Sobran las palabras.




Después de un buen bocata y refrescarse los piés en las frías aguas, se relajan los cuerpos y se reponen fuerzas para la vuelta.


No sin antes tomar unas cuantas fotografías desde alguna atalaya.



El trayecto a la ida ha sido de unas 3 horas y la vuelta un poco menos. Animaros que merece la pena contemplar este bello rincón de pirineo oscense.



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