Esta pequeña gran rapaz posee el record de velocidad en el reino animal, pudiendo alcanzar los 200 kilómetros por hora en los increíbles picados que hace cuando caza. Y es un lujo el poder observarlo, durante la época estival en los pocos cortados donde todavía habita en la provincia de Cádiz.
Antiguamente era muy normal el poder observarlo por todos los acantilado pero hoy día es algo poco habitual y ello es desgraciadamente por dos factores principales, uno la alteración que han sufrido zonas muy sensibles y otra los espolios de nidos para vender sus polladas a los cetreros.
Es un ave que viene a nuestras costas a pasar el verano, al igual que miles de ciudadanos, saca su nidada y vuelve a marchar a los cuarteles de invierno. Desde aquí un llamamiento casi dramático para evitar su desaparición y que podamos seguir disfrutando de estas pocas "balas aladas" que surcan nuestras playas en busca de cualquier ave despistada que le sirva de sustento.
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