El salto de agua conocido como Pozo da Onza, en O Valadouro en la provincia de Lugo, es uno de esos muchos lugares con encanto que están escondidos en los montes gallegos y que además presentan la dificultad de dar con ellos. Merece la pena empeñarse en buscar esta cascada de más de 15 metros ya que es un paseo de aproximadamente 45 minutos que nos llevará a los pies de una charca rodeada de vegetación.
El acceso se hace desde la carretera que va de Viveiro hasta Mondoñedo, L-161, y antes de entrar en el pueblo de O Valadouro tomaremos un pequeño carril asfaltado local que nos conducirá a una área recreativa y unos carteles que nos indican por donde acceder a la cascada. Para aparcar deberemos de seguir unos metros más adelante y dejar el coche junto a unas casas o a dos enormes piedras.
Volveremos sobre nuestros pasos al río que cruzaremos e inmediatamente después tomaremos el sendero que sale a nuestra derecha.
Iremos paralelo al río por su orilla derecha, la izquierda en la dirección que llevamos nosotros, hasta que encontremos una señal y un puente para cruzarlo a nuestra derecha.
La señal se encuentra una vez pasado el puente de manpostería y casi sin poder verse. La verdad es que no me canso de repetirlo pero la señalización en esta preciosa tierra gallega es más que escasa.
Ese camino desemboca en otro rodeado de eucaliptos que va ascendiendo.
Y pronto veremos un cruce que podemos coger a derecha o izquierda para llegar al mismo sitio. Os recomiendo tomar el de la izquierda para seguir subiendo unos cuantos metros más.
Un poco más arriba veremos a nuestra derecha una casa allá abajo, seguiremos unos cien metros y cuando comienza de nuevo los eucaliptos tendremos que girar a la derecha, ojo que el letrero está un tanto perjudicado y escondido.
Bajaremos y pasaremos junto a la casa y al momento veremos el río. Tomaremos el sendero hacia la izquierda subiendo paralelo al mismo.
Cruzaremos a su orilla izquierda y seguiremos subiendo unos metros más hasta llegar a unos escalones labrados en la piedra.
Todavía la cascada no se ve pero se intuye.
Y a unos metros aparecerá ese enorme salto de agua, rodeado de vegetación y frescor.
Ha merecido la pena el buscarlo y andurrear esos aproximadamente 45 minutos hasta dar con un lugar que como todos en Galicia tiene su leyenda. Y en este caso es el de que el sonido de la cascada se transformó en el grito de una dama a la que no se le devolvió su peine de oro. En fin agudizad el oído para ver si lo escucháis.
Luego volveremos o bien por el mismo camino o por una variante que nos acerca hasta las viviendas que hay un poco mas arriba del coche. Durante ese trayecto de vuelta vemos también una indicación hacia el Pozo das Moscas, que no pudimos dar con su situación exacta.
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