Sorprende cuando vamos por los Llanos de Cáceres, en las cercanías de Santa Marta de Magasca, el ver un río como el Almonte encajonado en esa zona esteparia y que aparentemente parece seca. Sin embargo alberga una riqueza floral, faunística e incluso arqueológica excepcional. Realmente es muy raro que todavía no tenga ninguna figura especial que le reconozca su valor y que esté tan poco promocionado en las buenas y abundantes guías que nos muestran Extremadura.
Es el único gran río de Extremadura que no está represado y se conserva integro desde su nacimiento en Las Villuercas ("Las Apreturas") hasta su desembocadura en el Tajo. Atravesado por grandes viaductos como el de la autovía A-66 y el nuevo del AVE hacia Portugal desde donde podemos observar la gran magnitud que tiene este alfuente y su irregular cauce.
Las abudantes pizarras de sus márgenes, los molinos harineros de sus orillas, los puentes con historia, antiguos asentamientos musulmanes, y toda la riqueza natural hacen más que obligatorio el retomar la protección y promoción de este río como una más de las muchas que tiene Extremadura en general y Caceres en particular.
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