Torre del Infante Don Enrique, Quesada

Justo a continuación del cartel indicador del Puerto de Tiscar, en el termino municipal de Quesada (Jaén), se encuentra un lugar desde el que tenemos unas maravillosas vistas, se trata de la Torre del Infante Don Enrique. Mandada a construir en el S. XIV por quien le da nombre que era hijo de Fernando III el Santo y hermano de Alfonso X el Sabio.

El emplazamiento responde al dominio que se tenía desde ella de una amplia zona de la sierra y el camino hacia Granada desde el que podían vigilar los movimientos de las tropas nazaríes. Y es que aquí se libraron cruentas batallas entre cristianos y árabes.

El coche lo dejaremos aparcado al comienzo del carril y andaremos los aproximadamente 300 metros que nos separan de la torre.

Lo mejor de todo son las excelentes vistas de los alrededores que tenemos y es que se encuentra a unos 1183 metros de altitud sobre el nivel del mar, y desde ella se divisan pueblos como Baeza, Torreperogil, Úbeda, Santo Tomé, Villacarrillo, Iznatoraf.

Además se pueden ver los Llanos de Pozo Alcón, Sierra Nevada, los valles de los ríos Extremera, Bejar y Majuela, además de la cercana Sierra de Cazorla.

Se trata de una torre cilíndrica a la que se accede mediante una escalera instalada a tal fin, y es que todas estas torres de vigilancia tenían la entrada a determinada altura para impedir que cualquier atacante pudiera acceder a ella. El acceso se hacía mediante una escala que el vigilante lanzaba al que iba a sustituirle. Si veían algún peligro emitían señales de humo para avisar al cercano Castillo de Tiscar, otra visita que merece la pena.

Una vez dentro existe otra escalera cilíndrica que nos asoma hasta la azotea, donde debemos de extremar la precaución ya que no tiene ningún tipo de barandilla y podemos tener un buen susto si vamos con niños o simplemente si somos imprudentes.

Águila Pescadora Degustando Pescado Fresco en su Posadero

Cada vez son más las águilas pescadoras que podemos observar por la zona de la Bahía de Cádiz y zonas adyacentes del interior de la provincia, como los pantanos de Guadalcacín, Bornos, Barbate, etc. Es una fortuna poder contemplar cada invierno el aumento de ejemplares venidos del Norte de Europa aparte de los que ya crían en algunos de los citados embalses.

Los postes eléctricos o cualquier posadero que tenga algo de altura son los lugares donde ella se queda a la espera para poder dejarse caer sobre la lámina de agua y con una habilidad increible sacar el pez con sus poderosas garras muy curvadas y devorarlo en dicho posadero.

Es más fácil divisarlas posadas que en vuelo, y cuando lo hacemos es normalmente con alguna presa recién pescada entre sus garras y dirigiéndose a su lugar habitual donde devorarla. Como en esta ocasión en la que un poste solitario frente al que estábamos era el lugar elegido para la degustación de pescado bien fresco y poco cocinado.

La Fuente Agria El Chorreón, Las Alpujarras

En la carretera que une Pórtugos con Trevelez nos sorprenderá en una curva la ermita de San Isidro y junto a ella un área recreativa conocida como el Chorreón, pues justo al lado del edificio podemos observar los caños de agua agria que consituyen uno de los manantiales más visitados de toda las Alpujarras.

Unos cuantos escalones nos conducen a un lugar extraño en el que podremos probar las aguas ferruginosas o "agrias" que manan de esta fuente teñida de rojo, al igual que el cauce del arroyo que forman este nacimiento, debido a alto contenido en hierro que presentan. Además tienen otra cualidad que las hace peculiar y es el gas carbonico que contiene. Su sabor es sobre todo extraño a hierro y picante, aunque miles de personas acuden a ella por sus propiedades  minero medicinales, las cuales desconozco. Lo que es cierto es que hay que tomarla directamente del chorro ya que el envasarla y guardarla le hacen perder sus propiedades. 

Aquí no acaban las sorpresas ya que si queremos podemos cruzar la carrera y bajar casi un centenar de escalones que nos llevarán hacia donde se despeñan las aguas del nacimiento, una pequeña y peculiar cascada que "mancha" de color rojizo todo lo que tiene cerca. Un lugar que deberemos visitar después de épocas de lluvias o en la primavera con el deshielo de Sierra Nevada, ya que el caudal en verano baja bastante.

Puesta de Sol en Sierra Mágina vista desde Cazorla

La Sierra Grande por antonomasia en la Península Ibérica es Cazorla, Segura y Las Villas, un conjunto que maravilla a todo el que a ellas se acerca y un lugar desde el que se abarca con la vista  una gran parte de este inmenso corredor de montañas es el Puerto de las Palomas. Desde el mismo se puede mirar hacia adentro de Cazorla y también hacia otros lugares lejanos y otros cercanos. Este último es el caso de otra preciosa serranía jienense muy cercana pero perfectamente diferenciada de Cazorla, se trata de la Sierra Mágina, de grandes alturas aunque no tan conocida ni visitada como la primera.

Pues bien ese Puerto de las Palomas es un lugar ideal para cuando cae la tarde de otoño, y con el cielo casi despejado,  el sol se pone y nosotros venimos de regreso del interior de la gran sierra para detenernos un momento y ver como el astro rey se esconde detrás de Sierra Mágina. Las cumbres se vuelven doradas y sobre ellas aparece una pequeña gorra formada por el acúmulo de algunas nubes.

 Enormes lomas repletas de olivos, la silueta de Sierra Mágina y el sol que se esconde detrás de ella y que nos invitan a llenar la retina de una imagen que cautiva a cualquier amante de convivir en espacios naturales tan maravillosos como estos dos colosos de la provincia de Jaén.

Las Grullas de la Janda, 2016

Un año más las grullas del norte de Europa visitan un lugar específico de la provincia de Cádiz se trata de la antigua laguna de La Janda, en Benalup-Casas Viejas, un lugar entre arrozales y cultivos de cereal en el que estas grandes zancudas encuentran las condiciones elementales para pasar el invierno lejos de los rigores del norte de Europa.

Todos los años el mismo ritual se reproduce, escuchamos a lo lejos el trompeteo de ellas y vemos como se acercan y se mueven de un lugar a otro con una tranquilidad pasmosa. En grandes grupos, en pequeños y en parejas acompañados con una cría de ese año que todavía acompaña a sus padres.

La zona es un vergel ornitológico en el que podemos ver todo tipos de aves, pero a nosotros nos siguen conquistando estos pájaros grises coronados con un manchurrón rojizo y un sonido inconfundible. Merece la pena darse una vuelta y poder observar estas aves que solo nos visitan en los meses en los que el frío es insoportable en sus terrenos de cría del norte de Europa.

El vuelo del Zarapito Trinador

Su curvado y largo pico lo hacen inconfundible al zarapito trinador, Numenius phaeopus, un limícola muy habitual por las salinas de la Bahía de Cádiz. Es muy huidizo y por ello no es fácil el poder "retratarlo", recela mucho y lo escuchamos primero y luego vemos el vuelo inconfundible de su silueta, es ahí donde aprovechamos para inmortalizarlo.

Es en esta época invernal cuando los especímenes europeos se dignan a visitarnos y podemos disfrutar de su presencia en nuestra Bahía. Curiosamente el traslado desde el norte de Europa lo hace costeando y al parecer es poco habitual que lo haga por el centro de los países.

El largo y curvado pico lo introduce incansablemente en los fangos intermareales de donde saca crustáceos, moluscos, gusanas...

Las Cabras de los Acantilados de Maro

En los límites de las provincias de Granada y Málaga se encuentra el Parque Natural Marítimo Terrestre de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, y es especialmente singular el poder observar cabras montesas, de una manera natural y sin que les generemos ningún miedo, practicamente junto al mar y la antigua carretera nacional 340.

Al parecer el origen de este grupo de cabras montesas está en un incendio ocurrido en las cercanas Sierras de Tejeda-Almijara allá por los años 70 del siglo pasado y un grupo de ellas huyendo del mismo terminaron junto al mar.

Verlas moviéndose por los acantilados nos produce un cosquilleo porque parece que en cualquier momento van a perder el equilibrio. Pero demuestran una agilidad impresionante.

Desgraciadamente aquí no se escapan tampoco de la caza furtiva y es lamentable que aprovechando la facilidad para verlas y acercarse a ellas, algunos depravados, las cacen tan solo para decapitarlas y tener o vender un trofeo.

Estas cabras montesas son un motivo más para visitar este paraje natural que puede ser recorrido en su integridad por un sendero que va desde Maro hasta Cerro Gordo, pero esa caminata la dejaremos para otro día.

Bodegas Ysios. Laguardia

Aunque no seas muy amante del vino merece la pena ver esta maravilla de edificio que es la Bodegas Ysios, situadas cerca de Laguardia (rioja alavesa) entre campos de trigo, viñas y con el fondo de la Sierra de Cantabria. Verdaderamente es sobrecogedor el contraste entre tanta naturaleza y los materiales y la forma de este edificio destinado a uno de los riojas con más fama del mundo.

Santiago Calatrava ha sido el diseñador de esta ola de aluminio y madera que parece desplazarse por los viñedos cercanos.

No hace falta entrar en la misma para poder disfrutar de esta maravilla arquitectónica perfectamente integrada en el paisaje, si bien es cierto que después de construida la bodega demando al constructor por aparecer goteras.

Al parecer la silueta ondulada del edificio está inspirada en las lineas curvas de las barricas de vino.