Si nos acercamos al Valle de Arán no podemos renunciar a visitar un precioso pueblo que se encuentra poco antes de pasar a Francia. En la carretera nacional y cerca de Les en un cruce a nuestra izquierda (dirección Francia) y tras unos 10 kilómetros de subida, se encuentra uno de los rincones más bonitos del valle.
El color de las flores en el verano contrasta con la sobriedad de sus construcciones adaptadas a los rigores del invierno.
La madera y la piedra se conjugan para ofrecernos bellas estampas. La hojas de laurel en todas y cada una de las puertas están para "espantar" a la mala suerte.
Incluso la necesaria leña para el invierno, apilada de forma escrupulosa, nos indica lo cuidado que está el pueblo en todos los aspectos.
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