Rodeado de picos de más de tres mil metros de altura el Valle de Benasque es uno de los más abruptos de toda la cordillera pirenaica. Por allí no se pasa, hay que ir por una solitaria y tortuosa carretera de acceso que finaliza en los Llanos del Hospital, ya que no se comunica con los vecinos franceses por ninguna vía salvo las que desde antaño utilizaban para pasar de uno a otro lado de la frontera.
La variedad y cantidad de rutas, además de los deportes de invierno en la estación de esqui de Cerler, que existen, hacen de este rincón del pirineo hoscense un lugar paradisiaco para los amantes de la naturaleza.
Su capital es el pequeño pueblo de Benasque, aunque existen más de 30 pueblos y villas, donde tenemos todos los servicios que podamos necesitar para pasar unos días de "descanso" entre tantas rutas pirenáicas. Además podemos admirar sus típicas construcciones propias de los pirineos, iglesias románicas, el "benasqués" un pseudoidioma que manejan sus habitantes, y la gran hospitalidad de estas tierras harán que pasemos unos más que fenomenales días.
El parque natural de Poset Maladeta, el Aneto, el Perdiguero, el Mulleres... conforman un entorno verdaderamente espectacular que ponen a nuestra disposición todo tipo de rutas y seremos nosotros los que deberemos de escoger las que mejor se adaptan a nuestras condiciones físicas y sobre todo a las que la montaña nos deje dependiendo del estado del tiempo.
Es un valle ideal para coger poco el coche y mucho las botas de montaña, ya que tendremos a muy pocos minutos una ingente cantidad de rutas, a cual más bonita. Lo peor es sus carreteras de acceso, tanto desde la parte aragonesa como de la catalana, por ello cuando decidamos ir por allí hay que tomarse unos días y dedicarlos solo y exclusivamente a visitarlo, sin tener que salir y entrar del mismo.
