La situación del águila perdicera (Hieraaetus fasciatus) en la península ibérica depende mucho de la situación de las aproximadamente 300 parejas reproductoras que existen en Andalucía y es que esta aguerrida ave está siendo desplazada de muchos de sus territorios originales. En parte por la actuación humana y también por los distintos programas de reintroducción del águila real e imperial que son grandes competidoras contra ella. Si a ello le añadimos la persecución directa que sufre por algunos desalmados y las numerosas muertes por los tendidos eléctricos, ademas del fracaso en la reproducción por las molestias ocasionadas al tener que ocupar sierras de poca altura que son las que le quedan por la presión de otras águilas y los buitres leonados.
Otro gran problema es el plumbismo, o intoxicación por plomo, ya que también se alimentan de otras aves y animales muertos por disparos y se tragan los plomillos que pueden ocasionarle la muerte. Entre las medidas a tomar para evitar su desaparición o disminución drástica está la de conveniar con fincas privadas, modificar tendidos eléctricos, advertir a los senderistas en rutas donde tengan cerca los nidos, control de pollos, radiomarcaje, divulgación de la problemática de la especie. En definitiva toda una serie de medidas que ayuden a mantener en nuestros campos a esta bella rapaz.
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