Uno de los lugares míticos de Doñana son sus "pajareras" donde se asientan cientos de nidos de distintas aves y que se alinean durante cientos y cientos de metros conformando una imagen que impresiona a cualquier "pajarero" que tenga la suerte de poder visitarlas, aunque sea de lejos.
El término pajarera es utilizado en Doñana para señalar lugares donde anidan conjuntamente multitud de garzas, espátulas, cigüeñas, etc. Y la más importante y espectacular es la de la Vera que no es otra cosa que una zona intermedia entre la marisma y el monte.
Estas colonias de aves van cambiando de lugar de forma obligatoria porque los excrementos de tantas aves terminan por arrasar los alcornoques, álamos, sauces, acebuches sobre los que se situan. En esta pajarera de la Vera son cigüeñas blancas, garzas reales, espátulas, garceta común, garcilla bueyera, martinete y garcilla cangrejera.
La cantidad de nidos que se implantan varía dependiendo de las condiciones hídricas de la marisma que está frente a ella. En años de poca lluvia y consiguiente poca inundación de esta, serán cientos los niños que se vean, Pero si la marisma está inundada la cantidad llegará a ser de miles. Y esto no es por otra cosa más que porque es ahí de donde suelen sacar la cantidad de alimento necesario para sacar las polladas adelante.
Esta inmensa pajarera está en la Reserva Biológica de Doñana y realmente es practicamente imposible entrar en ella salvo para cuestiones investigadoras. Lo que realmente es una verdadera pena, ya que habría que abrir un poco más la mano para que los "pajareros" pudiesen asistir, aunque de lejos, a este único espectáculo marismeño.
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