jueves, 24 de abril de 2014

La Marisma Madre, Aldea del Rocio, Doñana

Creo que la primera parada que hay que hacer para comenzar a conocer la inmensidad que representa el Parque Nacional de Doñana es en la Aldea del Rocío y observar el conjunto que conforman la Marisma Madre y la ermita que aloja a la Blanca Paloma. No hay lugar en el mundo donde se unan tanta devoción religiosa con tanta variedad ornitológica.



Indudablemente invierno y primavera son las mejores épocas, pero cualquier día del año puede presentar una sorpresa, una variedad, una especie única, un momento irrepetible. Esta gran laguna que se forma antes de pasar el puente de la canariega es el primer paso que hay que dar para comenzar a comprender la idiosincrasia de Doñana. Es admirable observar como el hombre y las aves conviven en una lucha constante por sobrevivir en un ambiente que llega a ser insoportable, en determinados momentos y lugares, para los miles de pájaros que visitan o viven permanentemente en estos parajes tan singulares.



Anátidas, ardeidas, rapaces, limícolas... en cantidad y variedad podemos observarlos a muy pocos metros y para ello debemos de pasear por la zona inmediata a la ermita en primer lugar y luego debemos de trasladarnos hacia el puente antes mencionado, aparcar el coche y montar telescopio, prismáticos y cámara de fotos. Tan solo nos queda esperar a que las aves se nos muestren ante nosotros.



La contemplación de la Marisma Madre y al fondo la ermita del Rocío al fondo y en primer plano tanta variedad de aves es un espectáculo sin igual, sobre todo si tenemos en cuenta que en la famosa romería se pueden acumular más de un millón de personas. Pero además es que cualquier día de todo el año el trasiego de personas, coches, caballos, etc es incesante y las aves se han llegado a acostumbrar a todo este ajetreo y parecen como un adorno más a tan bello lugar.





En esta zona han acondicionado varios observatorios, aunque realmente cualquier lugar detrás de la valla que delimita el parque nacional es bueno para la observación de aves. Este puede ser el epicentro para cualquier ornitólogo que quiera conocer Doñana y a partir de aquí empezar a recorrer, lo que nos dejan las restricciones, las marismas, arenas, pinares, arroyos, etc que componen el autentico paraíso para pájaros y pajareros.


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