La antigua ruta que unía Asturias con León era la senda que surcaba el río cares entre Puente Poncebos y Caín, una magistral obra de la naturaleza, modificada por el hombre, que todos los años recibe a miles de senderistas que quedan prendados de tanta belleza.
La ruta no tiene perdida tan solo hay que llegar a uno de los dos sitios de comienzo en un extremo o el otro y recorrer los aproximadamente 12 kms que tiene la senda. El desnivel es muy poco, salvo el comienzo desde Poncebos.
Rapidamente observaremos como el río se va encajonando entre paredes y parece realmente imposible el que exista una senda que lo recorra en su integridad.
Si me gustaría resaltar algunas cuestiones a tener en cuenta para realizar la ruta: hay que ir temprano a Poncebos para encontrar aparcamiento sin grandes problemas y cerca del comienzo, sino tendremos que hacer algún que otro kilómetro suplementario. Hay que llevar ropa adecuada a la estación, y botas de montaña. No realizarla con niños ya que los cortados por los que discurre no tienen protección lateral y estarían expuestos a una caída fatal.
Hay que extremar la precaución durante todo el recorrido ya que la senda es cómoda pero a un lado siempre vamos a tener el precipicio por lo que bromas y tonterías ninguna. Todos los años hay accidentes mortales en esta senda y son en su inmensa mayoría por las imprudencias de los senderistas.
En verano hay que protegerse del calor (gorra y protección solar) y llevar suficiente agua.
Cuando llegamos a Caín (León) se abre la garganta ofreciéndonos también bonitos paisajes. En el pequeño pueblo podemos encontrar comida y bebida o bien degustar la que llevamos en las mochilas junto al río. Reponer suficientemente las fuerzas y comenzar el regreso hasta Poncebos para volver a recorrer otra vez el camino andado. Merece la pena hacerla al menos una vez ya que es una de las rutas más sublimes de toda la península ibérica.
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