El Parque Natural de Los Alcornocales en su conjunto es un autentico placer el contemplarlo, pero los rincones que forman los bosques de quejigos son algo verdaderamente maravilloso. Lo normal es verlo de forma salteada en las zonas más cálidas, umbrías y húmedas pero hay dos zonas del parque en las que podemos ver bosques puros de quejigos, estas son las del Valle de San Carlos del Tiradero (en Los Barrios) y la Sauceda (en Cortes de la Frontera).
Gusta de la influencia marina y oceánica y no soporta excesiva altitud, su nombre científico es Querqus canariensis aunque no existe para nada en el archipielago canario. Un nombre que le va bastante mejor es el de roble andaluz o quejigo moruno.
Pertenece a la familia de las quercineas y la procedencia del latín Quercus viene de "quer" (bello) y "cuez" (árbol), palabras que los romanos asimilaron a robles y encinas.
Alcanza hasta 30 metros de altura, con un porte majestuoso y una amplia copa. En el campo es poco habitual que tenga la forma originaria ya que ha sido sometido a fuertes podas para la producción de carbón, madera o bellota. Por ello adquieren forma de candelabro.
Cuando paseamos por un quejigal podemos observar la densidad de sus copas, las plantas epífitas que crecen sobre sus troncos y la cantidad de lianas que trepan en busca de la luz que tan poco llega hasta el suelo.
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