En la localidad cacereña de Garrovillas de Alconétar se puede admirar una construcción del Siglo II que los romanos construyeron para flanquear la confluencia de los ríos Almonte y Tajo y que formaba parte de la calzada romana de la Vía de la Plata. Si a su importancia arquitectónica e histórica le añadimos el paisaje en el que actualmente se encuentra, está más que justificada su visita.
Y cuando digo la actual ubicación donde se encuentra dicho puente, es literalmente así ya que fue desmontado de su originario lugar y trasladado piedra a piedra hasta la cola del embalse de Alcantara. Ya que la construcción de este suponía su desaparición bajo las aguas.
Sus "arcos rebajados" son típicos de la época de los emperadores Trajano y Adriano y se usó probablemente hasta la reconquista cuando constituia una frontera entre los reinos cristianos y moros. Los constantes enfrentamientos pudieron llegar a dañar considerablemente su estructura y la corriente del agua habría hecho el resto para dejarlo inutilizado.
Lo que quedaba de el mismo ha sido trasladado a la cola del embalse donde podemos admirar su grandeza y belleza, así como disfrutar de un entorno natural donde los aficionados a las aves podemos pasar más que un rato entretenido.
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