Pals

En el Bajo Ampurdan, en Girona, se encuentra un tranquilo y a la vez turístico pueblo que rebosa historia por todas sus calles y edificios. Bien conservado y bien situado estrategicamente se ha convertido en un referente de toda la región y es visitado por miles de personas que aprovechan el lujo de poder pasear por calles empedradas y casas con anchos muros de piedras.

Su centro histórico medieval es una maravilla y esta conformado por murallas que lo rodean, un castillo y la villa en su interior. 

De origen romano, Pals viene de "Palus", lugar pantanoso y a fe que cuando lo visitamos hizo gala de ese nombre, porque nos cayó un "estacazo" de agua que nos hizo refugiarnos en un portal. Esta lluvia, el cielo oscuro y el contraste del verde de sus abundantes plantas con el marrón de las piedras hacía todavía más bonito el pueblo.

El llegar al pueblo es facil, lo complicado puede ser aparcar si vamos en época veraniega o fines de semana y festivos. Por ello es recomendable buscar las bolsas de aparcamiento habilitadas al efecto y dejar ahí el coche para poder disfrutar más del paseo. Es una fortuna el poder caminar por sus interior sin que los coches sean una molestia constante.

Calles empedradas, arcos de medio punto, balcones de piedra, ventanas ojivales, la plaza mayor, y multitud de rincones que harán que nuestro paseo sea una delicia, conforman un conjunto monumental que merece la pena que dediquemos una tarde o una mañana a contemplarlo detenidamente.

Desde la parte superior se dominan grandes extensiones de cultivos de secano y arroz y que contrasta con su vocación turística. Y es que al parecer la agricultura, sobre todo de calidad, sigue siendo una parte importante de la economía de este municipio gerundense.