La zona de Ezcaray en La Rioja es un lugar sin duda fantástico para los amantes del senderismo, infinidad de rincones por descubrir, rutas para todas las medidas, y por cualquier lugar surge una agradable sorpresa. Este es el caso de la pequeña aldea Turza. En plena subida por la carretera hasta el refugio de Bonicaparra nos aparece un letrero a nuestra izquierda que nos manda hasta ella. Dejaremos el coche ahí y haremos una pequeña caminata de unos 30 minutos, merece la pena.
Si hace calor no debe importarnos porque el trayecto se encuentra cubierto por un espeso bosque de hayas que nos darán sombra por todo el camino. Se trata de una carretera estrecha por la que raramente pasará algún coche.
Al poco nos aparecerán entre las hayas algunas casas de Turza, y en poco más de 20-25 minutos estaremos entrando en la aldea.
Afortunadamente todavía quedan gentes que les gusta vivir tranquilos y rodeados de naturaleza y por ello se encuentran muchas casas rehabilitadas respetando el material original basado en la madera y la piedra.
Calles sin asfaltar, ruinas, majestuosas casas, huertos abandonados, incluso alguno intentando sacar tajada de los pocos visitantes vendiendo limonadas, ya que este es paso obligado para una gran ruta por estos lares.
Los restos bien conservados de una iglesia y al parecer alguno que otro servicio comunal que servía para los habitantes de la aldea y algunas casas cercanas a ella.
Es poco el tiempo que se tarda en ver el lugar, tan solo tendremos que volver por el mismo sitio que llegamos, pero merece la pena disfrutar de las vistas, el silencio y la soledad que se respira en Turza.
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