Por los Montes del Rubio hasta el final del carril

Los Montes del Rubio pueden ser recorridos, a pie, por una pista que parte de la carretera de servicio que hay junto a la autovía Jerez-Los Barrios, en la salida 54. Este carril de unos 11 kilómetros de longitud son toda una expresión de lo más profundo de nuestro maravilloso Parque Natural de Los Alcornocales.

Comenzamos dejando el coche, en un lugar donde no moleste, atravesaremos la cancela que da lugar a dicho carril y atravesaremos un kilómetro, aproximadamente, de zona de bujeo para de forma inmediata iniciar una pequeña subida y adentrarnos en un muy conservado alcornocal.

A lo largo del recorrido comprobaremos como se aprovechan la leña y el corcho de estos bosques.

Veremos el método de transporte más utilizado para la recogida del corcho que no es otro que los mulos.

Comprobaremos los senderos que las bestias dejan en su ir y venir cargando el preciado corcho.

Pasaremos por varios canutos con una vegetación exuberante y muy especial. Sobre todo si vamos en épocas de lluvias o en primavera.

La roca caliza se entremezcla entre la vegetación propia de la zona, en la que abundan los madroños.

Atravesaremos una valla que da acceso a una zona que está siendo tratada para repoblarla y por ello debemos de cerrarla a nuestro paso para evitar que el ganado entre.

Ya casi al final del carril pasaremos por una zona repoblada de pinos, que poco a poco debe de ser sustituida por el bosque original mediterráneo.

Las plantas aromáticas son muy frecuentes también.

Al final del carril nos toparemos con una valla y tanto a derecha como a izquierda unas lomas desde las que tendremos fantasticas vistas (si las fuerzas nos acompañan). Así mismo podremos observar unas típicas vallas de piedras bastante más estéticas y adaptadas al entorno que las nefastas vallas cinegéticas.

En las lomas los pinos se ve claramente afectados, en su forma, por el viento más frecuente y violento de la zona, que no es otro que el de levante. Por ello crecen en la dirección que sopla.

El tiempo que tardemos es lo de menos, el camino es ida y vuelta así que cuando nos cansemos, nos paramos, reponemos fuerzas y disfrutamos de las vistas que son verdaderamente increíbles.