Cuando nuestras espátulas vienen por tierra desde la zona de la Bahía de Cádiz y se encuentran con la inmensidad del Océano Atlántico se suele producir el efecto que nosotros llamamos "ciclar", es decir se ponen a dar vueltas sin saber que dirección tomar. Ello suele ocurrir sobre todo en días donde el viento no es muy favorable, existen abundantes nieblas o simplemente no tienen la suficiente confianza como para trazar la dirección que les lleva hacia las costas africanas en su migración anual post-nupcial.
En esos casos abandonan sus "marciales" formaciones para adoptar formas irregulares que consiguen levantando sus patas y abriendo sus alas. Se ponen como si fuera un hormiguero donde metes un palo, se desorientan, mueven sin control y dirección...
...hasta que poco a poco algunas adultas, normalmente, se deciden hacia una dirección y las demás van poco a poco siguiéndola hasta que...
Vuelven a formar perfectamente y con la decisión tomada en firme: nos vamos hacia África. Es entonces cuando nada frena su instinto migratorio y en pocos minutos las vemos desaparecer dirección Sur hacia las costas marroquíes.
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