Año tras año comprobamos como la espátula no deja de sorprendernos a la hora de ese momento culminante que representa dar el salto desde las costas chiclaneras hasta las africanas. Y es que muchas veces el instinto y la necesidad de migrar pesa más que cualquier otra circunstancia climatológica por muy adversa que sea esta. Y la niebla representa uno de los factores que más puede influir a la hora de realizar el trayecto marino que nos separa de África, ya que puede desorientarla y las molestias en su sensible pico pueden ser altas. Pero esto no siempre es así.
Hace unos días amaneció en la playa de la Barrosa con una densa niebla que hacía imposible el vislumbrar ningún bando de nuestras "Damas Blancas" y por ello decidimos irnos hacia la zona de marismas a ver si conseguíamos descubrir algún bando que estuviese preparando su partida hacia el continente negro. Y cual fue nuestra sorpresa al comprobar como primero no había niebla en esa zona de marismas y segundo un enorme bando se levantaba e iniciaba el camino inequívoco hacia la costa. Se adentraba en una inmensa cortina de niebla que tenían delante y que podemos apreciar encima de esas palmeras (no son nubes era niebla lo que se ve). De manera inmediata tomamos dirección al cantil que existe entre la Barrosa y la playa de Sancti Petri y desde un mirador conseguimos ver (que no "afotar") a ese bando como seguía marchando a media altura y en dirección Sur.
Pero ahí no quedó todo ya que pudimos observar otros dos bandos de 27 y 30 individuos que siguieron al primero y de los que desgraciadamente no pudimos hacer fotos por la imposibilidad de enfocar entre tanta niebla. No se volvieron, siguieron a pesar de esa densa niebla y es que cuando se encuentran con fuerzas suficientes y el instinto migratorio se desencadena no hay quien las detenga.
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