Un descubrimiento reciente para nosotros ha sido el escondido Valle de Isábena, una joya natural e histórica que se encuentra a caballo entre el Valle de Benasque y el de Arán y por ello un tanto olvidado del turismo que visita estos dos valles pirenaicos. En la carretera que va desde el Pont de Suert hasta Castejón de Sos, a unos 6 kilómetros nos encontramos con un cruce a nuestra izquierda que nos marca hacia Bonansa, se trata de una pequeña subida hacia este pueblo que puede ser nuestra primera parada.
Bonansa es pequeñito y coqueto, con arquitectura tradicional basada en la piedra y con su pequeña iglesia.
A partir de ahí seguimos la carretera y llegaremos a un collado y bajaremos hasta un congosto que conforma el río Isábena y que desgraciadamente no tiene donde poder parar un momento para admirar su belleza. En algunos lugares las paredes practicamente casi se tocan. Se trata del Congosto de Obarra.
Y justo cuando termina este congosto nos aparece a nuestra izquierda el Monasterio de Obarra, otro lugar idílico y lleno de historia. Dejaremos el coche en un área de descanso con caseta de información y andaremos unos diez minutos hacia donde se encuentra enclavado esta joya histórica.
Vuelta al coche y parada en Serraduy, cuya entrada se hace por un puente medieval que nos dejará frente a la iglesia de San Martín.
Y nuestra jornada finalizo en una pequeña joya como es Roda de Isábena, indescriptible la belleza de este pequeño pueblo situado en una atalaya desde la que se divisa gran parte del valle.
Un paseo por sus calles nos transporta a tiempo pasados, precioso, bien cuidado, silencioso, con bonitas vistas...en fin una delicia que podemos finalizar almorzando en algún restaurante que tienen muy buena relación calidad precio.
El recorrido lo podemos alargar hasta donde queramos y las paradas pueden igualmente, nosotros es la primera vez que hemos estado por este bonito valle pero no descartamos más incursiones en sucesivas visitas a la zona.
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