Fuera de cualquier masificación de senderistas esta escondida ruta de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas representa uno de esos muchos lugares que esconden estas serranías y que merecen la pena recorrerlos cualquiera de esos días en los que aparecen mochilas hasta debajo de las piedras. Cómodo paseo por pistas forrestales que nos conducen a dos parajes de extraordinaria belleza como son el Puente de Guadahornillos y la Nava de la Correhuela.
El comienzo de la ruta se hace tomando desde el empalme del Valle, bajando el Puerto de las Palomas, camino de la Nava de San Pedro, antes nos encontraremos con la Nava del Espino, ahí podemos dejar el coche y seguir unos 500 metros la pista anterior y a nuestra izquierda sale otra pista (cerrada al tráfico) que es la que debemos tomar para llegar a nuestro destino de hoy.
Zarzas, pinos, robles, rododendros, lentiscos, quejigos... toda una variedad botánica que nos acompañará durante todo el recorrido.
La pista va en constante subida y pronto disfrutaremos de bonitas vistas del valle que dejamos atrás y de los picos colindantes.
La Mesa de los Poyos es inconfundible.
A los 5 kilómetros nos aparece una bifurcación a nuestra izquierda que nos lleva hasta el cerrillo del piornal, donde existe una antigua caseta de vigilancia y desde el que tendremos mejores vistas.
Podremos volver por nuestros pasos a la pista por la que veníamos o bien acortar un poco de terreno por senderos poco marcado, en cualquier caso seguiremos subiendo hasta la próxima parada que será el Puente de Guadahornillos.
El puente no es tal, pero si que se le parece mucho a cualquier puente que nos ayuda a salvar el obstáculo que representa cualquier barranco y es que este fenómeno geológico nos facilita el pasar de una cuerda a otra a través de un autentico "puente" que divide las aguas hacia dos vertientes.
Un mágico lugar que nos ofrece unas vistas impresionantes de la Sierra de Las Villas, el Calarrilla, el Barranco de las Iglesias, de Roblehondo, las Banderillas, el Valle del Guadalquivir......
A poco más de un kilómetro cambiamos diametralmente de visión y nos encontraremos una preciosa llanura llamada la Nava de la Correhuela.
Un enorme pino laricio parece presidir el lugar desde el fondo de la nava.
En total son unos 6 kilómetros de ida y otros tanto de vuelta que si queremos podemos ampliarlos hasta la cima del Calarrilla, que nosotros dejamos para otro día.
Degustar un buen bocata en dicha nava es un auténtico placer y si además lo hacemos en silencio podremos observar algún que otro ungulado degustando la sabrosa hierba que crece a sus pies.
No hay comentarios:
Publicar un comentario