La grandiosidad de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas nos permite recorrer kilómetros y kilómetros de carriles donde la oportunidad de senderismo, de observación de fauna y paisajes es tan inmensa que cualquiera de esos recorridos nos harán pasar un día de campeo fantástico. En esta ocasión nos fuimos a recorrer el carril que parte desde el cruce de la carretera que va de Cazorla hasta la carretera del Tranco, una vez bajado el Puerto de las Palomas, a la derecha. Ahí nos aparecen varias direcciones hacia la Cerrada de Utrero, el Nacimiento del Guadalquivir y una vez que pasemos el puente sobre el río Guadalquivir deberemos tomar el carril asfaltado a nuestra izquierda dirección Nava de San Pedro.
La primera parada la debemos hacer en el mirador del Puerto de Las Palomas, siempre tiene algo que ver, un buitre leonado que nos pasa muy cerca, una real, un grupo de cabras montesas....
Nada más comenzar veremos un cartel que nos indica que estamos en una ruta donde encontraremos varios miradores Felix Rodriguez de la Fuente. En realidad todas estas sierras y los rincones que en ella existen son miradores de ese gran naturalista, porque cualquiera que haya visto su serie verá en estas tierras momentos inolvidables de la vida televisiva de Felix.
Aunque uno de los momentos más bonitos es parar en el mirador de los Poyos de la Mesa, maravilloso lugar donde se observan esos enormes acantilados donde se rodaron las escenas del águila real llevándose la cabra montesa del mismo cortado.
Si llevamos unos prismáticos o una cámara con un buen canuto seguro que podremos incluso ver alguna de las cabras montesas jugándose el tipo por esas paredes verticales.
Otro lugar emblemático es a Nava de Espino, a los pocos kilómetros nos aparece a nuestra derecha y si tenemos ganas de andurrear un buen rato podemos animarnos a tomar el carril que nos lleva directamente a los Poyos de la Mesa, es aproximadamente una hora y media hacia arriba y otro tanto de bajada. Merece la pena.
Mientras tanto durante todo el camino debemos de ir atentos ya que muflones, ardillas, ciervos, gamos, jabalíes, zorros y todo tipo de aves nos ofrecerán estampas magníficas para inmortalizar en nuestra cámara de fotos. No hay que bajarse del coche y molestar a los animales, el mejor "hide" es nuestro coche, ellos no recelan ya que están más que habituados a ello.
Después de la Nava del Espino una pequeña bajada, otro mirador que da a la Nava de San Pedro y llegamos a ella. Un lugar donde está establecido el centro de cría del quebrantahuesos y veremos cartelería explicativa. Atentos al cielo que puede aparecer en cualquier momento, nosotros este día no tuvimos suerte.
En la misma Nava de San Pedro podemos parar a comer autenticas delicias de la sierra en la venta del Cabrero, un lugar singular donde los haya y que no nos defraudará.
La siguiente parada podemos hacerla frente al Valle del río Guadalentín, lugar donde veremos otro cartel de quebrantahueso y fenomenal mirador.
El puente frente al Estrecho de Los Perales merece un rato de contemplación de otro lugar emblemático de la ruta.
Subimos un poco y encontraremos el refugio Fuente Acero, que sirve de parada para los más atrevidos que hacen alguna de as etapas que recorren estas sierras y que se llama "Bosques del Sur".
Seguimos subiendo y tendremos bonitas vistas de la Sierra de la Cabrilla con el Empanadas, la máxima altura de estas serranías.
Durante el recorrido seguro que tendremos la oportunidad de ver como la tala de pinos es uno de los recursos que ofrecen estas tierras.
Cuando dejemos de subir tendremos uno de los pinos más famosos, se trata del que da nombre a Felix Rodriguez de la Fuente, en un lugar que también, como no, tiene fantásticas vistas.
Un poco de bajada y veremos como va cambiando el aspecto que nos rodea, hasta llegar al refugio de los Campos de Hernan Perea (o Pelea), una pradera en altura con un paisaje desolador y a la vez encantadoramente atractivo. Aquí la vida es dura en invierno y en verano por lo extremo de sus temperaturas y los vientos que la azotan.
Si acaso podremos encontrarnos algún rebaño de ovejas usando los abrebaderos preparados que tienen para los meses del estío, pero lo más normal es que por aquí solo hay soledad, a vida es dura por estos pagos.
Va cayendo la tarde y decidimos dar la vuelta, son unos treinta kilómetros de carril en buen estado y que si el tiempo acompaña se puede hacer con cualquier vehículo que no sea demasiado bajo. Con precaución y despacio iremos descubriendo una pequeña parte de esta enorme y basta extensión de terreno que tiene miles de posibilidades para los que amamos la naturaleza. El tiempo que dediquemos a la ruta depende de las sorpresas que nos depare el día, no debemos de tener prisa por llegar a ningún sitio, tan solo dejémonos ir.
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