El Valle de Boi es una sucesión de espectáculos naturales y vestigios de un pasado esplendoroso en forma de iglesias románicas y la palma se la lleva la de Sant Climent de Taull. Llegar a la parte baja del pueblo y aparcar en la zona habilitada para ello y plantarse uno delante de esa maravilla con el fondo pirenáico que tiene es un autentico placer.
Su torre campanario de forma cuadrada es preciosa, con seis pisos que la hacen elevarse hasta casi alcanzar las nubes que ese día amenazaban con remojarnos un poco.
Después de recrearnos en tan bello espectáculo no debemos de dejar de subir y callejear por el pueblo de Taull, como todos los pueblos de la Vall de Boí son un continuo ir descubirendo rincones bonitos en forma de piedras, metales, plantas, maderas antiguas...
En la plaza mayor del pueblo volvemos a toparnos con otra obra sacra del románico, se trata de la iglesia de Santa María, que tiene otra torre cuadrada un poco más modesta pero con 5 pisos.
Desde la parte superior de pueblo vemos el conjunto que conforman montañas y pueblos en todo este rincón del pirineo leridano. Si te gusta la naturaleza, la historia y el senderismo no es mal lugar este para pasar unos días de verano.
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