Dicen que la aparición en nuestros campos de los narcisos anuncian la privamera, pues bien ya hemos podido fotografiar los primeros del año y son Narcissus pallidulus, también llamados campanitas, farolitas, junquillos blancos o narciso palido. Una bella y delicada flor que florece en terrenos pedregosos, claros del bosque y matorral, en este caso ha sido entre jaras, romero y madroños propios de nuestro maravilloso monte mediterráneo donde lo hemos podido "afotar".
El resto del año estas flores permanecen ocultas en un pequeño bulbo de unos 2-3 centímetros que esperará pacientemente a que se den las condiciones favorables para volver a deleitarnos con su presencia.
Su floración es efímera y luego dará paso a un fruto. Este narciso es un endemismo de la Península Ibérica que en Andalucía es muy frecuente y la hemos podido observar sobre todo asociado a jarales y encinas, alcornoques y quejigos.