En el carril que recorre las entrañas de las sierras de Cazorla y del Pozo se encuentra uno de los senderos más cómodos y a la vez más gratificantes de esta zona, por ello no debemos dejar escapar la oportunidad de ver unos tejos que verdaderamente son milenarios y muy raros de ver por estas latitudes.
Primero por un carril y luego por un corto sendero nos adentraremos en una zona especial del parque que en la que el agua no es un recurso limitante y por lo tanto podremos ver cantidad de especies vegetales adaptadas a esta forma de vida.
El sendero tiene apenas unos 1200 metros de ida y otros tantos de vuelta, con muy poca pendiente y muy bien señalizado. Es más dificil encontrar el comienzo del sendero que realizarlo, y es que se encuentra un par de kilómetros más arriba del nacimiento del Guadalquivir, a nuestra derecha nos saldrá un carril con una valla que si no vamos atentos nos pasaremos. Dejaremos el coche ahí, procurando que no moleste el paso a otros vehículos, ya que la zona tampoco tiene aparcamiento habilitado.
Antes de llegar a los tejos veremos ejemplares enormes de pinos que tienen formas fantasmagóricas, además la zona es muy buena para la observación de águilas reales, nosotros tuvimos la fortuna de ver un par de parejas.
El barranco por el que discurre la ruta se llama de "la cañada de las fuentes" y así porque durante todo el trayecto nos acompañará un arroyo que se abastece de varias fuentes y que si vamos en época de lluvias el suelo estará bastante húmedo.
Los tejos tienen la particularidad de que son machos o hembras, su tremendo porte y la edad que puede superar los dos mil años de vida, todo un lujo el poder contemplarlos.
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