Visitar Doñana para unos "pajareros", como somos nosotros, es un autentico placer. La cantidad de aves, la variedad de especies y la facilidad con la que se ven, ademas de la luminosidad que tiene, es algo tan fácil de comprobar como el darse una vuelta por cualquiera de sus recorridos tanto por dentro como por fuera del parque.
Normalmente vamos muy temprano y volvemos al caer la tarde, y es en este momento donde estas marismas presentan un aspecto espectacular.
Un día despejado y sin vientos (lo cual no es fácil de tener por estas tierras) nos asegura una de las mejores puestas de sol que podamos observar.
Ir comprobando como el astro rey se va escondiendo tras las inmensas marismas que nos rodean...
...alguna bandada de pájaros que ya buscan sus dormideros...
...hasta que desaparece por completo y es ahí cuando el día de pajareo finaliza, el silencio y el inevitable "¡bueno habrá que ir pensando en volver a casa!" son el punto y final a una intensa jornada llena de sensaciones marismeñas únicas.
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