Para conocer el entorno de Doñana es imprescindible que nos demos un paseo hasta los acantilados del Asperillo y para ello tendremos que tomar la carretera que va de Matalascañas hacia Mazagón (A-494) y a los pocos kilómetros veremos un aparcamiento señalizado a nuestra izquierda donde podemos dejar el coche e iniciar esta pequeña ruta a través de cómodas pasarelas de madera.
Al comienzo veremos una zona de dunas con blancas arenas colonizadas por pinos y matorral propio como brezos, olivillas, jaguarzo, etc.
El sendero es muy concurrido en época estival y por ello deberemos de pagar por aparcar, por eso es más recomendable hacerlo en cualquier otra época ya que es cuando más tranquilo está.
En pocos minutos llegaremos a los acantilados del Asperillo, en los que sus 112 metros de altura sobre el nivel del mar nos ofrecen unas perspectivas preciosas de toda la costa con un paisaje lleno de interminables playas.
El acantilado forma un conjunto de carcavas, surcos y barrancos productos de la erosión del mar y de los vientos y precipitaciones. No debemos de abandonar los senderos por lo sensible que es el terreno por el que circulamos y así mismo tener precaución con la parte final, donde los acantilados se despeñan hacia la arena de la playa, si vamos con niños.
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