Tajo de las Escobas, Los Alcornocales

Un lugar sensacional con vistas espectaculares de la Bahía de Algeciras, el Estrecho de Gibraltar, la Sierra de Cádiz, Serranías de Málaga y África es el Tajo de las Escobas, un sendero que en poco más de 10 kilómetros de constante subida podemos realizar desde el área recreativa El Bujeo, en Algeciras.

El recital de vistas que nos ofrece esta ruta comienza poco después de iniciada la misma desde El Bujeo, donde podemos dejar el coche, cuando a nuestra izquierda se nos presenta el estrecho con África al fondo.

La primera parte discurre paralela al canuto del río Guadalmesi, el cual podemos hacerlo simplemente bajando a su orilla y continuando por ella hasta que termina y nos unamos a la pista por la que vamos. Eso evidentemente alargará un poco más la ruta.

Pronto podremos ver a lo lejos y en todo lo alto de la loma una serie de antenas que culminan el Tajo de las Escobas y que son el final de nuestro largo recorrido.

En aproximadamente una hora estaremos en el alto del palancar, un cruce de caminos en el que existe un campo de molinos eólicos, los cuales una vez que los tienes de cerca puedes observar lo grandes que son y el ruido que hacen cuando están mecidos por el viento.

El viento es el rey de estas tierras y así lo demuestran las formas fantasmagóricas que adoptan  los pinos y que son moldeados por la fuerza del levante.

Aquí tomaremos el camino de la derecha por el que sigue nuestra pista y pasa por un fenomenal bosque de alcornoques.

Los pinos de repoblación toman el relevo de las quercíneas y podemos admirar enormes ejemplares que igualmente son "mecidos" a su antojo por el dios eolo.

A partir de este momento la pista se empina considerablemente y es donde podemos admirar un extraordinario bosquete de quejigos de bellas formas.

Nos quedan las últimas rampas y ya divisamos el final de la etapa, unas horripilantes antenas que sin embargo no logran quitar la belleza del lugar (¡¡¡y mira que hay antenitas!!!).

Las vistas comentadas anteriormente se nos ofrecen ante nuestros ojos, si a ello le acompañamos una buena vianda el restaurante no puede tener más estrechas michelin.