A pesar de lo ruidosos que son los crialos, Clamator glandarius, durante sus frecuentes persecuciones, su técnica para parasitar los nidos a otras aves consiste en permanecer en silencio posadas en una atalaya cercana y esperar un descuido para poner su huevo en "casa ajena".
Un poco antes de la primavera ya se pueden ver estas aves por la península y en junio ya se pueden estar marchando hacia África los adultos, mientras que los jóvenes tardarán algún tiempo mas en irse.
Como los cucos, los críalos depositan sus huevos en los nidos de otras aves, sobre todo en córvidos y están especializados en el de las urracas, aunque no desprecian los cuervos, rabilargos y cornejas.
Al contrario que los cucos las crías cuando nacen no expulsan del nido al resto de inquilinos, sean huevos o crías. Estas aves son facilmente identificables por sus colorese parduscos y blanco, su llamativa cresta y la cola larga terminada en blanco. Suelen ser bastante fácil de fotografiar sobre todo si vamos en coche por algún carril donde sean frecuentes, ya que se posan tranquilamente en las cercas para dejarse caer de vez en cuando sobre sus presas favoritas, los insectos, gusanos y sobre todo las procesionarias. Es más los pinares donde esta oruga está más que presente y si además existen urracas es el lugar más idóneo para poder localizarlos.
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