Una intensa y exigente ruta es la que nos lleva desde el pueblo andorrano de Arinsal, en la parroquia de la Massana, hasta el paraje que acoje a los preciosos estanys Forcats, son más de 1100 metros de desnivel los que tendremos que salvar pero los paisajes que observaremos merecen la pena.
El comienzo se encuentra una vez que pasemos el tunel que forma el muro defensivo contra aludes que está en la parte superior del pueblo de Arinsal, a la derecha tendremos un camino y una zona de picnic junto al Torrente Ribal.
Tomaremos la pista que en un primer momento nos llevará hasta las Bordas de las Agunes y desde ya tendremos que ir subiendo sin parar, lo que favorecerá que veamos unas bonitas vistas del valle que dejaremos atrás.
Cuando el valle se abre delante nuestra deberemos de seguir la dirección hacia el fondo del mismo y llegaremos al Pla de l' Estany, todo lo que tendremos delante nuestra serán pastos de alta montaña y las sierras peladas, cuando no cubiertas por la nieve.
Pasaremos junto a un refugio de piedra que nos puede valer en caso de cualquier contratiempo metorológico, aunque siempre digo que hay que ver la previsión del tiempo y salir temprano para evitar las tormentas de las tardes. Y por supuesto que ante cualquier atisbo de cambio de la condiciones hay que darse la vuelta y dejarlo para otro mejor momento, la montaña siempre estará esperándonos.
Parece que no tendremos lugar por donde ascender pero haremos unos cuantos zig-zag que poco a poco nos irán aproximando al collado detrás del cual se encuentran los lagos. Paciencia y tranquilidad que esta parte de la subida es la más tediosa y dura.
Deberemos de atravesar las torrenteras que vienen desde los lagos y que son productos del deshielo, no tienen ningún peligro el hacerlo sobre todo si vamos en temporada veraniega.
De vez en cuando pararemos y veremos como la cordillera pirenáica se va haciendo cada vez más perceptible.
En estos prados encontraremos algunos rebaños de ovejas que pastan tranquilamente y a las que no debemos de molestar.
Por fin y tras atravesar un pequeño collado llegaremos a observar el primero de los estanys, lo bordearemos por un sendero y seguiremos subiendo un poco para ver los otros dos.
Si subimos un poco más arriba nos podremos asomar a la vertiente francesa, con un poco de cuidado y de trepada y si no nos quedaremos observando el inmenso paisaje que conforman los tres lagos, la nieve y el horizonte pirenaico que se nos abre ante nuestra vista y que tanto engancha al que lo contempla.
Son unas cuatro horas las que se lleva esta exigente subida y otras tantas las que emprenderemos en la vuelta por el mismo camino. Buenas botas, ropa ligera, chubasquero, protección solar, agua y comida es lo imprescindible, junto con un poco de cordura y saber hasta donde podemos llegar sin exponernos a ningún contratiempo.
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