Inquieto como pocos, el roquero solitario, Monticola solitarius, es un desafío constante para "afotarlo" ya que está constantemente saltando de una roca a otra en busca de las grietas y los pequeños animalillos que en ellas hay.
En algunas zonas se le conoce como mirlo azul, aunque es facilmente distinguible de los mirlos comunes por su acentuado color azulón, el cual todavía resalta más en primavera. La cola en cambio presenta un color más oscuro. En otoño presenta colores mucho más pardos y menos llamativos.
Como su propio nombre indica es un ave solitaria que suele verse en roquedos, acantilados, canteras abandonadas. Es especialmente habilidoso cazando en las grietas y espera pacientemente en las que el sol da y sus inquilinos salgan a tomarlo para capturarlos con su pico.
Su canto es agradable y también puede recordar al mirlo común, aunque con una melodía bastante más corta y no tan variada como este, Aquí os dejamos una pequeña muestra de su "belle canto".
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