lunes, 23 de febrero de 2015

Sendero Charco de la Boca. Doñana

De la parte trasera del centro de visitantes de la Rocina, en el Parque Nacional de Doñana, podemos iniciar el sendero del Charco de la Boca que tiene una longitud de unos 4 kilómetros y que se adentra en una de las zonas más "pajareras" de esta zona marismeña. Para acceder al mismo debemos de ir a la Aldea del Rocío y cruzar el puente sobre el arroyo de la rocina, inmediatamente a la derecha está la entrada para el centro de visitantes.


Antes de iniciar el sendero debemos de visitar esta recreación de choza marismeña que nos acercará a un modo de vida y de construcción único, donde se aprovechaban los recursos que el lugar daba y estos no eran otros que los troncos de sabinas, pinos, eucaliptos y castañuela de la marisma. 


El primer tramo nos lleva a través de un pinar tapizado de hierbas, estos pinares provienen del siglo XVIII.


Grandes helechos aparecen en las zonas más umbrías.


En todo el trayecto irán apareciendo miradores que nos servirán para poder ver la avifauna sin ser observados, para ello debemos de procurar guardar silencio, no solo por nosotros sino también porque seguro que encontraremos otros observadores de aves a los que no debemos de molestar.


En épocas lluviosas  en las que el arroyo de La Rocina ha inundado esta zona, se suele producir una explosión de aves que será muy dificil el poderla observar en cualquier otro lugar de la península. Moritos, espátulas, garzas, garcetas, calamones, ... se alimentan en estas aguas someras.




Y como no, donde hay muchas aves hay rapaces que se aprovechan para conseguir su sustento, aguiluchos laguneros, cenizos y otros son frecuentes por esta zona.


Nunca defrauda este sendero, siempre podremos ver algo llamativo, único o simplemente curioso, como este martinete haciendo equilibrios sobre una delgada rama.


Alcaudones y abejarucos, nos llaman su atención por sus colores vivos. Los primeros se alimentan de insectos y pequeñas aves y el segundo como su propio nombre indica se ha especializado en las abejas. El sendero es de ida y vuelta y no debemos de abandonar nunca las pasarelas ya que dañaremos el medio y además nos expondremos en épocas calurosas, a la picadura de algún alacrán o serpiente. 



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