Los buitres leonados son de los primeros en iniciar la puesta y es ya durante el mes de enero, incluso un poco antes, cuando en los cortados donde anidan las colonias de estas aves, se llenan de idas y venidas de machos y hembras para incubar o reconstruir los viejos nidos.
Un lugar excepcional para verlos es el Parque Nacional de Mongragüe, en Cáceres, y el Salto del Gitano o la Portilla del Tietar son dos lugares donde asistiremos a este fenomenal espectáculo desde los miradores que están habilitados junto a la carretera que cruza el parque.
Esta especie, al contrario que los buitres negros que los hacen sobre árboles, buscan los cortados para hacer sus nidos y son gregarios, albergando las zonas rocosas hasta cientos de nidos dependiendo de lo grande que sean las peñas. Los padres se turnan a la hora de empollar e igualmente para dar de comer a su único pequeño, ya que la puesta se compone siempre de un solo huevo. Un poco más adelante, cuando los pollos ya están crecidos, el estruendo que arman cuando quieren comida es significativo y obligan constantemente a sus padres a buscar comida por los zonas incluso muy lejos de donde tienen el nido. Es posible que una res muerta atrae a todos los buitres de unos 50-70 kilómetros a la redonda.
Aquí os dejo este pequeño vídeo de un nido con padre y pequeño, realizado con digiscoping.
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