sábado, 7 de enero de 2017

Los Campos de Hernán Perea, la Siberia de la Sierra de Segura

Unos de los lugares más singulares de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas y quizás de toda la Península Ibérica, son sin duda alguna los Campos de Hernán Perea (ó Pelea) en el termino municipal de Santiago de la Espada, una inmensa extensión de terreno de más de cinco mil hectáreas que conforman un altiplano a casi mil ochocientos metros de altitud. Un lugar que se recorre placidamente durante finales de primavera y verano pero que el resto del año hay que ser especialmente prudente porque el invierno es duro y largo.


Lugar donde no hace muchos años podían convivir más de 300 ganaderos, principalmente de oveja segureña, y numerosos cortijos  que poblaban esta dificil tierra para vivir durante la época invernal pero que da frescos y verdes prados que son vitales para el ganado. Dicen de estas tierras que en ellas se palpa la soledad, y a ciencia cierta que es así, ya que andurrear por ellos es encontrarse, si acaso, con algún que otro senderista y algún cabrero que se sorprende de ver como hay gente que se puede permitir el lujo de pasear por estos lugares.


Pero en estos tiempos se hace duro el pasear por aquí nada más que hay que leer algún pasaje del libro "Narraciones de Caza Mayor en Cazorla" de Gonzalez Ripoll, una obra maestra para entender la vida en estas tierras a finales de 1800 y 1900. Donde relata como los que fallecían en estas cortijadas durante la época invernal debían de esperar ser enterrados a que desaparecieran los dos metros de nieve que ocupaban toda esta altiplanicie. Mientras tanto no podían ser llevados a ningún camposanto de la zona de Santiago de la Espada.



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