En la pequeña carretera local que comunica La Val Fosca y el Pallars Sobirá, en Lleida, se encuentra uno de los lagos más bonitos, tranquilos y apacibles que se puedan observar. Llegar a él se hace de una forma muy cómoda ya que accedemos con el coche hasta unos metros antes de su orilla.
En esa carretera veremos un carril y una pequeña zona de aparcamiento un poco más adelante, dejaremos ahí el coche y en unos minutos estaremos en el lago.
Este estany se abastece de aguas subterraneas y para que baje su nivel tienen que pasar varios años de sequia. Tiene una profundidad de unos 30 metros y cuando hay exceso de agua se desborda por el barranco de Ruixou, esto ayuda a que las aguas se mantengan limpias.
El que se desconociese como se producia tan gran lago, en la antiguedad dio origen a varias conjeturas y leyendas sobre su misterioso origen. Entre ellas el que un Conde que cayó en sus aguas pidio auxilio a los santos para que lo salvasen y a cambio donaría terrenos a la iglesia, cuando se salvó no hizo nada y comentó a sus criados "agua pasada, virgen engañada", al poco quedó ciego y hasta que no cumplio su promesa no recuperó la vista...
Ornitológicamente hablando también tiene mucha importancia ya que las aves acuaticas en migración suelen utilizarlo para reponer fuerzas de cara a seguir su viaje de ida o vuelta.
Existe en sus alrededores una zona de acampada y diversas rutas para poder conocer mejor la zona e incluso el lago, por lo que es ideal para pasar una buena jornada de campeo en el prepirieno catalán.
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