domingo, 14 de diciembre de 2014

Casa de Fardela desde el Puerto del Boyar

El valle de Fardela se encuentra flanqueado por la Sierra del Caillo y la cortijada que tiene el mismo nombre que el valle es una excusa perfecta para hacer una excursión más que completa por la Sierra de Grazalema.



Partiremos desde el aparcamiento del Puerto del Boyar, en la carretera que une El Bosque con Grazalema, donde dejaremos el coche y tomaremos el camino que parte un poco hacia abajo atravesando una cancela que siempre dejaremos cerrada.


Comenzaremos una lenta pero continuada subida hasta el puerto del la Presillas en un recorrido por la Sierra del Endrinal y dejando atrás la Sierra del Pinar que al comienzo veremos frente a nosotros.


Por estos lugares es muy frecuente el poder observar las cada vez más numerosas cabras montesas.


Las vistas durante todo el recorrido son esplendidas y en lugares cercanos a puerto de las Presillas podremos ver en días despejados hasta la Bahía de Cádiz.


Al llegar a dicho puerto tomaremos el camino hacia el frente y en busca de una valla de piedras que veremos abajo al fondo.


El sendero a  partir de ahí irá en claro descenso entre una gran cantidad de piedras calizas que conforman un paisaje lunar digno de apreciar y que representan a buen seguro la máxima expresión de estas sierras donde el agua cala hasta lo más profundo de la tierra.


Pasaremos por encinares adehesados y muy aclarados por la acción de hombre y los animales que han impedido su regeneración. Por ello las encinas son muy viejas y formando bosques puros pero poco densos. además observaremos matagallo, jara blanca, aulaga, majuelos de gran porte, carrasquillas, coscojas, etc que se adaptan a las duras condiciones climatológicas de estas tierras.


Aproximadamente a una hora y treinta minutos de camino llegaremos a la cortijada del Dornajo, que descubriremos antes por unos chopos que rodean esta casa. Esta casa es una muestra de arquitectura popular y que representan la forma de vivir que tenían no hace muchos años. En sus alrededores se observan todavía ganado que aprovechan los pastos que se dan. Así como huertos aterrazados y viejos arboles frutales.


Unos metros mas adelante se encuentra la fuente del mismo nombre que la casa y ahí podemos hacer una parada para refrescarnos y observar las grandes encinas que hay cerca de ella, así como algún que otro endrino y grandes majuelos.




Acabado el descanso seguiremos el sendero que ahora se inclinará claramente hacia arriba hasta que atravesemos una portilla (siempre hay que dejarla cerrada) y comenzaremos nuevamente a descender.


El paisaje poco a poco se ira convirtiendo en otro encinar aclarado y veremos a nuestra izquierda, cuando aparecen los acebuches, una pared en una pequeña loma. Nos debemos de dirigir hacia ella para asomarnos y ver que allí abajo se encuentra nuestro destino final.


Las viejas paredes del Cortijo de Fardela soportan como pueden el paso de los años.


Aquí también hay grandes ejemplares de chopos que anunciaban la presencia de casas habitadas, en su día claro.



Bajaremos y aprovecharemos sus llanos para degustar las viandas que llevemos y a las que sin duda hemos hecho méritos después de andar casi tres horas hasta este bello lugar de la Sierra de Grazalema, tan solo nos quedará volver por nuestros mismos pasos hasta el Puerto del Boyar.







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