En los suelos arenosos productos de la descomposición de las areniscas y con escasez de nutrientes es donde se suele dar la Drosophyllum lusitanicum o comunmente conocida como "atrapamoscas" y que tenemos la fortuna de poder observar en el parque natural de Los Alcornocales. La clave está en que la planta obtiene los nitritos necesarios de los insectos que captura gracias al pegamento de sus hojas.
Lo normal es que donde aparecen no hay una sola, sino que suele haber como mínimo unas 8 ó 10 y de ahí pueden llegar hasta el centenar, e incluso en las zonas más altas de nuestros alcornocales pueden llegar a juntarse casi el millar de ellas. Son muy palatables por lo que la ganadería extensiva que se da en nuestro parque suele constituir uno de los mayores enemigos que tiene esta escasa planta.
Las hojas son estrechas y largas, con una especie de pegamento que segregan y color rojo en las puntas y las que se secan no se desprenden del tallo, por lo que el marrón destaca sobre el verde de las que están muy vivas, se piensa que ese contraste de colores atrae a los insectos. Además tiene un sabor meloso y una vez que atrapan al insecto este muere de hambre o ahogadas, a continuación son degragados por los enzimas y los nutrientes absorvidos por las numerosas glándulas que tienen las hojas.
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